El error humano: ¿por qué sigue siendo el mayor riesgo en ciberseguridad?

El mayor error en ciberseguridad es el error humano

La mayoría de las brechas de seguridad cibernética tienen origen en un descuido o mal uso del personal. De hecho, IBM calcula que aproximadamente el 95% de las violaciones de datos se deben a errores humanos. Los departamentos de TI lo confirman: un 74% de los Directores de Seguridad de la Información (CISO) encuestados identifica el error humano como el “talón de Aquiles” de la ciberseguridad, y el 80% ve la negligencia de empleados como una preocupación clave a futuro. Estos datos revelan que, pese a las herramientas avanzadas, las personas siguen siendo el eslabón más débil. A continuación, analizaremos los principales factores que explican este riesgo:

Phishing y suplantación

Los ataques de phishing explotan directamente la confianza humana. Correos o mensajes que parecen auténticos inducen al usuario a hacer clic en enlaces o entregar credenciales. Al hacerlo, entregan acceso a los atacantes sin darse cuenta. Aunque todos reciben formación, la ingeniería social sigue engañando al porcentaje significativo de usuarios, ya sea por distracción o por confiar demasiado en mensajes aparentemente legítimos.

Contraseñas débiles y gestión inadecuada de credenciales

Muchos usuarios utilizan contraseñas sencillas o reutilizan la misma clave en varios sistemas. Una contraseña fácil de adivinar —una palabra común o una fecha— puede ser descifrada en segundos con herramientas automatizadas. Además, compartir o anotar contraseñas, no usar el doble factor (2FA) y no cambiar claves periódicamente amplifica el riesgo.

Falta de formación y concienciación continua

Sin una cultura de seguridad sólida, los empleados desconocen las amenazas o consideran “innecesario” revisar ciertos protocolos. Un estudio de Gowtech señala que invertir en capacitaciones reduce el riesgo de errores humanos. Las organizaciones que realizan simulacros de phishing y formación regular logran que su personal reaccione mejor ante señales de ataque.

Software desactualizado y configuraciones erróneas

Los equipos que no aplican parches de seguridad dejan abiertas vulnerabilidades conocidas. Como advierte el analista Eugene Spafford:

“Un sistema seguro sería inútil; pero somos inseguros cuando no aplicamos parches, usamos contraseñas débiles, abrimos archivos de remitentes desconocidos o conectamos redes WiFi no seguras”.

Cada uno de estos errores humanos (no actualizar, instalar programas sin permiso, conectarse a redes públicas sin VPN, etc.) crea brechas fáciles de explotar.

Redes y dispositivos inseguros

El uso de conexiones públicas o dispositivos personales también entraña riesgos. Por ejemplo, conectarse a un WiFi abierto permite que un atacante intercepte la información transmitida. Igualmente, perder un laptop o teléfono corporativo sin protección puede entregar datos confidenciales. Estos descuidos prácticos facilitan el acceso de terceros a la red interna.

Mitigación: capacitación y monitoreo continuo

Para contrarrestar el error humano, las empresas deben priorizar la formación y el acompañamiento especializado. La capacitación continua sobre buenas prácticas (gestión de contraseñas, identificación de phishing, etc.) ha demostrado reducir los descuidos. Además, las soluciones tecnológicas pueden compensar fallos: por ejemplo, sistemas de autenticación multifactor y herramientas antiphishing que bloquean enlaces maliciosos antes de que lleguen al usuario.

También te puede interesar leer: «SOC: Qué es y por qué todas las empresas lo necesitan»

Igualmente crucial es el monitoreo constante de la red. Un servicio de seguridad gestionada o un Centro de Operaciones de Seguridad (SOC) interno analiza el tráfico y comportamiento en tiempo real. De este modo se detectan anomalías (intentos de acceso indebido, descargas sospechosas, etc.) de forma temprana. El monitoreo continuo de seguridad analiza constantemente el tráfico de red y el comportamiento del usuario para detectar actividades sospechosas, ayudando a identificar y responder rápidamente a posibles amenazas. Contratar expertos externos o un SOC propio ofrece vigilancia 24/7 que mitiga los errores no intencionales del personal.

En resumen, el error humano sigue siendo el mayor riesgo de ciberseguridad porque incluso con la mejor tecnología, el factor humano interviene en cada capa de la defensa. Sin embargo, este riesgo puede reducirse significativamente mediante la educación constante y mecanismos de supervisión. Las empresas que invierten en formación de su personal y en servicios especializados como SOC o un MSSP (Proveedor de Servicios de Seguridad Gestionados) refuerzan su resiliencia y minimizan la probabilidad de brechas provocadas por descuidos.

Si necesitas asesoría para blindar la operación de tu empresa, contáctanos.

Facebook
Twitter
Email
Print